Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica advierte de “epidemia de salud”
Costa Rica no solo está atrapada en el asfalto, sino también en una preocupante epidemia silenciosa: el creciente congestionamiento vehicular está generando serias consecuencias para la salud física, mental y cardiovascular de la población.
Así lo advirtió el Colegio de Médicos y Cirujanos, que alzó la voz ante lo que ya considera una crisis de salud pública.
Lo que antes se limitaba a las llamadas “horas pico”, hoy se ha convertido en una tortura diaria en todas las carreteras del país, desde la capital hasta las provincias más alejadas.
El tiempo perdido en estas interminables presas no solo erosiona la productividad, sino que está pasando una severa factura al bienestar de los costarricenses.
Y es que en el peor de los casos, un conductor pierde hasta 7 minutos para recorrer 100 metros en horas pico, de acuerdo con datos de la aplicación Waze.
“La frustración, el estrés y la ansiedad constantes están afectando directamente nuestra salud. Lo que vivimos es una nueva epidemia: cuánto de vida perdemos atrapados en una presa”, afirmó el Dr. Elliott Garita Jiménez, presidente del Colegio y especialista en cirugía cardiovascular y torácica.
Garita explica que esta situación incrementa la presión arterial y la frecuencia cardíaca, afecta la tolerancia emocional y reduce el tiempo disponible para hábitos saludables.
La constante exposición al estrés del tráfico no solo deteriora la salud mental, sino que puede disminuir la efectividad de los tratamientos para afecciones como la hipertensión.
Por ello, el especialista recomienda medidas simples como escuchar música relajante, estirarse al llegar al destino y, sobre todo, mantener controlada la medicación en caso de enfermedades crónicas.
Pero el daño no se limita al corazón. El impacto físico también es severo. El Dr. Manrique Sandí Arias, especialista en medicina del trabajo, advierte que las largas horas sentados en malas posturas dentro del vehículo generan lesiones osteomusculares, neurológicas y circulatorias.
“Muchas personas desconocen que el dolor de cuello, los calambres o la rigidez pueden estar directamente relacionados con el tiempo y la forma en que conducen”, explica.
“Me vuelvo loco en una presa”
Desde la salud mental, el panorama es igualmente alarmante.
El psiquiatra Francisco Golcher Valverde, presidente de la Asociación Costarricense de Psiquiatría, señala que muchas personas viven una especie de “transformación” al volante, desatando gritos, insultos y conductas agresivas.
“Se trata de una incapacidad para manejar el estrés del tráfico. Esta frustración constante puede escalar en conflictos e incluso accidentes”, advierte.
Ante este sombrío panorama, el Colegio de Médicos y Cirujanos hace un llamado urgente a las autoridades y a la ciudadanía. Costa Rica necesita con urgencia soluciones integrales para mitigar los efectos del congestionamiento sobre la salud de la población. No se trata solo de mejorar las carreteras, sino de preservar la calidad de vida de miles de personas atrapadas, día tras día, en un sistema vial que amenaza con convertirse en una verdadera crisis sanitaria nacional.

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