El consumo excesivo puede provocar somnolencia extrema, pérdida de la conciencia, baja presión, colapso respiratorio y hasta la muerte
Lo que antes estaba en el botiquín para calmar la ansiedad, hoy se ha convertido en la puerta de entrada a la intoxicación en cientos de jóvenes.
El clonazepam, un medicamento recetado para tratar trastornos nerviosos, se está usando cada vez más como droga recreativa entre adolescentes, y las cifras ya son alarmantes: 722 intoxicaciones registradas solo en 2024.
De acuerdo con el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones (CNCI), este fármaco fue el medicamento que más intoxicaciones causó el año pasado y el segundo agente tóxico más frecuente, superado solo por el licor.
Sí, más que la marihuana, más que la cocaína.
La doctora Viviana Ramos Rodríguez, directora del CNCI, no oculta su preocupación:
“Cada vez más jóvenes están accediendo a medicamentos controlados porque los encuentran fácilmente en su propia casa”, advirtió.
Y es que en muchos hogares, el clonazepam está al alcance de todos: en un cajón, en el botiquín, en la cartera. Lo que para un adulto puede ser un tratamiento para la ansiedad o el insomnio, para un adolescente se ha convertido en una droga fácil y peligrosa.
Los peligros son letales: el consumo excesivo puede provocar somnolencia extrema, pérdida de la conciencia, baja presión, colapso respiratorio y hasta la muerte.
El CNCI confirmó que la mayoría de estas intoxicaciones ocurren de forma intencional, cuando se ingieren dosis muy por encima de lo recomendado, muchas veces mezcladas con alcohol u otras sustancias.
Padres: el riesgo está en casa
El llamado es urgente:
- Guarde sus medicamentos bajo llave.
- No comparta sus dosis con nadie, ni siquiera familiares.
- No automedique y mantenga los fármacos fuera del alcance de niños y adolescentes.
La doctora Ramos fue enfática:
“Se ha identificado una mayor presencia de clonazepam en los hogares, y con ello, un aumento en su consumo indebido por parte de jóvenes”.
¿Sospecha de intoxicación?
No espere: llame al 911 o al número gratuito 800-INTOXICA (800-4686-9422).
Lo que parecía un simple medicamento se está transformando en una amenaza silenciosa que ya ha enviado a cientos de jóvenes a emergencias.
La prevención empieza en casa. No espere a que sea tarde.

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