La presión arterial alta, o hipertensión, es un enemigo silencioso que puede dañar el organismo durante años sin presentar síntomas.
Por lo general, la hipertensión arterial no presenta síntomas visibles, lo que incrementa el riesgo de eventos como infartos, accidentes cerebrovasculares y daño renal.
“La hipertensión es conocida como el asesino silencioso porque muchas veces no da síntomas evidentes hasta que provoca complicaciones graves como infartos, accidentes cerebrovasculares o daño renal”, explicó la doctora Carolina Galán Ramírez, especialista del Departamento de Salud de la Universidad Nacional UNA.
Datos recientes indican que aproximadamente uno de cada tres adultos presenta presión arterial elevada, lo que refuerza la necesidad de aplicar medidas preventivas.
“Una medición oportuna y un tratamiento adecuado pueden salvar vidas. Es fundamental que todos, incluso quienes se sienten sanos, se midan la presión arterial al menos una vez al año”, agregó Galán.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 1.280 millones de adultos entre 30 y 79 años en el mundo padecen hipertensión, y aproximadamente el 46% de ellos no lo sabe. Sin tratamiento ni control, esta condición puede tener consecuencias graves para la salud.
¿Por qué es urgente controlar la presión arterial?
La hipertensión aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV), que figuran entre las principales causas de muerte en el mundo. También puede afectar a otros órganos vitales, como los riñones, los ojos y el cerebro. Controlarla a tiempo no solo previene complicaciones, sino que mejora significativamente la calidad y expectativa de vida.
El control no siempre requiere medicamentos. Muchas personas pueden lograr niveles saludables a través de cambios sostenidos en su estilo de vida. Aquí te compartimos cinco hábitos efectivos y respaldados por evidencia para lograrlo.
1. Disminuir el consumo de sal
El sodio en exceso contribuye directamente al aumento de la presión arterial. La OMS recomienda un consumo diario inferior a 5 gramos de sal. Reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados, leer etiquetas y utilizar especias naturales son estrategias clave para limitar el sodio.
2. Mantener un peso corporal saludable
El sobrepeso y la obesidad aumentan la carga sobre el sistema cardiovascular. Bajar de peso —aunque sea de forma moderada— puede disminuir la presión arterial, reducir la inflamación y mejorar la salud metabólica general. Una alimentación equilibrada y actividad física constante son los pilares para lograrlo.
3. Practicar actividad física de manera regular
El ejercicio físico mejora la circulación, fortalece el corazón y reduce el estrés. Se recomienda al menos 150 minutos semanales de actividad moderada, como caminar, nadar o andar en bicicleta. Esta rutina ayuda no solo a bajar la presión, sino a estabilizarla en el tiempo.
4. Limitar el consumo de alcohol y dejar de fumar
El alcohol en exceso y el tabaco dañan las arterias y pueden elevar la presión arterial. Reducir el alcohol y abandonar el cigarrillo mejora rápidamente la función cardiovascular y potencia los efectos positivos de otros hábitos saludables.
5. Gestionar el estrés y mejorar la calidad del sueño
El estrés crónico y el mal descanso impactan negativamente en la presión arterial. Incorporar prácticas como la meditación, la respiración consciente o el yoga puede ayudar a reducir tensiones. Dormir entre 7 y 8 horas por noche también es fundamental para una buena salud cardiovascular.
Conclusión:
La hipertensión no es una condena inevitable. Con un enfoque preventivo y hábitos consistentes, es posible controlar —e incluso revertir— sus efectos sin depender exclusivamente de fármacos. La clave está en asumir un rol activo en el propio bienestar, consultando periódicamente al médico y tomando decisiones conscientes cada día.

Dejar un comentario