La obesidad se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública en Costa Rica. Según datos recientes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y del Ministerio de Salud, más del 60% de la población adulta del país presenta sobrepeso u obesidad, una cifra alarmante que ha ido en aumento durante las últimas décadas.
Este fenómeno no solo impacta la calidad de vida de miles de costarricenses, sino que también genera consecuencias económicas y sociales profundas. Entre los principales riesgos asociados a la obesidad se encuentran enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, apnea del sueño y ciertos tipos de cáncer. Además, en el caso de los niños y adolescentes, la obesidad infantil puede derivar en problemas emocionales, baja autoestima y dificultades para socializar.
“Estamos ante una epidemia silenciosa que requiere acciones urgentes y coordinadas. La obesidad no es un tema estético, es una condición crónica que afecta todos los aspectos de la vida de una persona”, advierte la doctora Ana Rodríguez, endocrinóloga de la CCSS.
Uno de los factores determinantes es el estilo de vida moderno, caracterizado por el sedentarismo, el alto consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, y la falta de educación nutricional. Aunque Costa Rica cuenta con políticas públicas orientadas a la prevención, como el etiquetado frontal de alimentos y programas escolares de alimentación saludable, los expertos coinciden en que estas medidas aún son insuficientes.
El impacto económico también es considerable. La CCSS destina millones de colones anualmente al tratamiento de enfermedades relacionadas con la obesidad. Según estudios del Ministerio de Salud, el costo indirecto, incluyendo la pérdida de productividad laboral y el ausentismo, agrava aún más la carga sobre el sistema.
Ante este panorama, se hace imprescindible reforzar campañas educativas, promover la actividad física desde edades tempranas, regular la publicidad de alimentos no saludables y facilitar el acceso a alimentos frescos y nutritivos, especialmente en zonas vulnerables.
“Combatir la obesidad requiere un enfoque integral que incluya no solo al sector salud, sino también a educación, agricultura, comercio y medios de comunicación”, afirma la nutricionista Laura Sánchez, investigadora en salud pública.
Mientras tanto, miles de costarricenses continúan luchando con esta condición, muchas veces en silencio, enfrentando no solo problemas de salud, sino también estigmatización social y falta de apoyo profesional.
La obesidad en Costa Rica ya no puede ser ignorada. Abordarla con seriedad y compromiso colectivo es una deuda urgente con el presente y el futuro del país.

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